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Casos de Éxito de Alivio del Colon Irritable Sin Medicamentos

Para muchas personas con Colon Irritable, el poder aliviar sus molestias y disfrutar nuevamente de las comidas se les hace un mundo.

Es perfectamente comprensible. Muchas de ellas llevan años luchando con este problema.

Han acudido a varios médicos, les han hecho varias pruebas, han acudido a otros profesionales e incluso probado varios remedios naturales, sin obtener resultados.

Y han perdido la esperanza de aliviar sus síntomas.

Pero los tiempos cambian. Hace 100 años a nadie se le pasaba por la cabeza poder hablar con otra persona a miles de km de distancia viéndose las caras. Hoy nos parece lo más normal con skype o facetime.

De la misma forma, hace décadas nadie se imaginaba controlar el colon irritable sin medicamentos, sólo con la alimentación. Hoy es una realidad.

Y lo han conseguido personas como tú, sin mayores conocimientos de nutrición, medicina o salud.

O sea que de seguro, tú también lo puedes conseguir. Sigue conmigo y verás cómo estas dos mujeres tuvieron éxito controlando sus molestias del Colon Irritable con la alimentación.

Caso Nº1 - Carmen, la cantante

Tenía 35 años, y padecía de Colon Irritable desde que era una preadolescente, aunque ella no lo sabía.

Había pasado por todas las sensaciones y emociones típicas de la gente que tiene un intestino irritable severo: la ansiedad al tener que ir a algún sitio donde no haya un baño en condiciones disponible, nunca saber cuándo le vendrían las crisis de dolor, la gente que no entendía bien cómo se sentía, o incluso tener que fabricar un orinal (bacín) improvisado en plena carretera, ya sabes para qué.

Carmen se dedicaba a la música. Era cantante. Y algunas veces había tenido que dejar el escenario a mitad de actuación porque le venían las crisis de dolor severo y salía corriendo a buscar el baño.

Además, al tener que estar viajando de un sitio a otro por las actuaciones, a veces tenía baño disponible en el avión o tren, pero muchas veces viajaba en coche y pasaba horas sin un baño disponible.

Aunque llevaba con estas molestias durante muchos años, no le hicieron pruebas y recién le diagnosticaron oficialmente de colon irritable hace 2 años.

Sus síntomas habían estado enmascarados por otra condición médica que tenía llamada endometriosis, e incluso tuvo un gran endometrioma que requirió una histerectomía total (le quitaron el útero).

Pero esto no alivió sus molestias. Seguía con las crisis de diarreas y cólicos abdominales.

Los consejos y medicamentos que le recomendó el primer médico que le diagnosticó el colon irritable no le ayudaron nada, por lo que acudió a otro médico para una segunda opinión.

Le cambiaron los medicamentos, y le dijeron que evitara los irritantes intestinales típicos y la lactosa. Con los medicamentos no obtuvo mejoría alguna, pero evitando la lactosa se sentía algo mejor, con crisis de diarreas menos frecuentes.

Estando algo mejor, aunque no del todo bien, por temas de trabajo dejó pasar el tiempo. Luego un día acudió a mi consulta, recomendada por una amiga.

Me contó toda su historia, la que lees ahora, sólo que con más detalles de lo que sentía y los problemas que le causaba el colon irritable en su vida diaria.

Le dije que esperaba de mi consulta y recomendaciones, y me dijo que quería algo efectivo, que le aliviara las molestias y le permitiera vivir sin ansiedad.

Le puse las cosas bien claro: Con todo lo que había probado hasta ahora, mi ayuda no consistiría en prescribir más medicamentos, sino en encontrar el plan de alimentación más adecuado para ella.

Que no sería tan simple como tomarse una pastilla, pero que probablemente sería mucho más efectivo, natural, y a la larga más económico. Estuvo totalmente de acuerdo y empezamos.

Empezamos con la primera etapa, eliminando todos los carbohidratos altos en FODMAPs.

Con muchos de mis pacientes una semana es suficiente, pero al monitorizar la mejoría de sus síntomas, decidí que era mejor seguir en esta etapa durante dos semanas, para darle descanso y alivio a su intestino que se encontraba, digamos, “bastante irritado”.

La mejoría fue dramática. Carmen me dijo que era un “mago”. Que ella había hecho dietas sanas antes pero no obtuvo resultados, pero con la guía detallada de qué cosas evitar en esas 2 semanas se sentía otra persona.

A partir de ahí entramos en la segunda etapa, que se hizo un poco larga pues por motivos de su trabajo tuvimos que suspender el seguimiento por un par de semanas.

Aún así, pudimos al cabo de 8 semanas dar con los alimentos que su intestino no toleraba. Ella sabe ya perfectamente cuáles son.

Además, dado su tipo de trabajo, comía con mucha frecuencia fuera de casa, por lo que diseñamos algunas estrategias y plan de acción para eso.

Según me contó la última vez que hablamos: “Ya había perdido totalmente la fé en los médicos y medicamentos. Pero está claro que es mucho mejor controlar mi intestino irritable con las comidas, sin meterme sustancias en el cuerpo que solo calman las molestias un poco, ni siquiera mucho. Al revisar hace poco lo que escribí justo una semana antes de la etapa de eliminación en el diario de alimentos, me parece increible el cambio que ha dado mi vida. Ya no escribo en el diario de alimentos desde hace meses, porque ya sé bien qué cosas me caen mal”.

Caso Nº2 - Raquel, la ejecutiva

Raquel tenía 34 años cuando la conocí la primera vez.

Era una mujer fuerte y saludable, tenía una hija y un hijo, de 7 y 4 años respectivamente.

Tenía un cargo directivo en una empresa de publicidad, con 3 a 4 reuniones a la semana.

Y cuando tuvo cólicos por piedras en la vesícula y le operaron para quitársela en 2013, comenzó su calvario.

Empezó a tener molestias de diarreas frecuentes, al poco rato de comer. También muchos ardores en el pecho y en la boca del estómago.

Su médico le recomendó algunos medicamentos sospechando una condición médica llamada síndrome post colecistectomía, pero no hubo mejoría alguna de las diarreas. Aunque con algunos consejos en la alimentación y antiácidos, mejoraron los problemas de reflujo y ardores.

Y tras un año sin mejoría de las diarreas, la derivaron a un médico gastroenterólogo. Tras hacerle pruebas de endoscopias alta y baja, analítica de sangre y heces, le diagnosticaron un Colon Irritable y Enfermedad de Reflujo Gastro Esofágico.

Le recetaron probióticos y evitar algunos irritantes intestinales como el café, del cual se bebía 3 a 4 tazas al día para estar a tope en las largas reuniones de trabajo.

Con los probióticos y reduciendo el café estuvo algo mejor, aunque no totalmente bien. En este punto su colon irritable no era insoportable, aunque sí muy inconveniente. Tenía que planificar no comer si es que iba a salir de casa o estar en una reunión importante por más de una hora después de una comida.

Luego en 2015 fue diagnosticada de enfermedad tiroidea de Graves, y la trataron con yodo radioactivo. Después de eso tuvo un gran empeoramiento de las diarreas y cólicos abdominales. Los médicos se lo achacaron a que la medicación para la tiroides no estaba bien controlada, pero curiosamente los resultados del perfil de tiroides en sangre estaban bien.

Lo que pasaba es que su colon irritable había empeorado, todo coincidiendo con un ascenso en su empresa, lo cual tuvo una mayor carga de responsabilidad y el correspondiente estrés sobreañadido.

Sus molestias llegaron a tal punto de ser insoportables que tuvo que pedir una excedencia en su empresa por 6 meses. De ser una persona extrovertida que salía mucho a reuniones y charlaba con las personas, se volvió en alguien con miedos irracionales y estaba la mayoría del tiempo en su casa.

Por recomendación de un familiar, llegó a mi consulta a finales de 2015.

Tras estudiar su caso y ver las pruebas que le habían hecho, estaba claro que tenía un Colon Irritable tipo diarrea y además una Enfermedad de Reflujo Gastro Esofágico.

Estas 2 condiciones médicas se presentan juntas con relativa frecuencia. Es decir una persona con colon irritable, es mucho más probable que tenga también una enfermedad de reflujo que otra persona que no lo tiene.

Lo primero que hice fue manejar sus problemas de reflujo con consejos generales de la alimentación y algunos antiácidos a demanda, es decir, a la dosis mínima necesaria para calmar las molestias.

Algo mejor de los síntomas de ardores, bajo mi sugerencia empezó a hacer un diario de alimentos. Quería saber si podíamos identificar algún tipo de intolerancia específica o quizá asociar más rápidamente cuál de los FODMAPs toleraba peor.

Me dió buenas ideas y tras eliminar todos los FODMAPs en la dieta por 2 semanas, empezamos la etapa de retos. Aunque estaba mucho mejor, con menos diarreas, gases y cólicos, aún las tenía con relativa frecuencia. Alguna pieza del puzzle nos faltaba.

Volviendo a hablar con ella de todas sus molestias, me contó que en el último año estaba teniendo dolores de “huesos” y musculares difusos, con mucha frecuencia, sobre todo en la parte baja de la espalda.

Le había comentado eso a su médico de cabecera y tras pruebas de sangre con marcadores inflamatorios normales, le sugirió incluso que era “hipocondríaca”. Le sugerí una analítica con varios marcadores, entre ellos la Vitamina D. Y nos encontramos con unos niveles bajísimos de esta vitamina, de 8 ng/mL (se considera deficiencia por debajo de 14, e idealmente debería ser mayor de 30 ng/mL).

Inmediatamente empezamos con suplementos de vitamina D, y al cabo de unas semanas desaparecieron los dolores óseos y musculares, que suelen aparecer con niveles así de bajos de vitamina D.

Pero lo curioso es que también empezó a mejorar de las diarreas, la dieta baja en FODMAPs empezó a tener un mayor efecto en ella.

Al cabo de unos 3 meses, tras la etapa de retos con alimentos y haber corregido su déficit de vitamina D con suplementos, me dijo que su colon irritable había mejorado tanto que se sentía otra persona. Era la primera vez en muchos años que no tenía que preocuparse de tener un baño cerca después de comer.

No está muy claro el porqué la deficiencia de vitamina D empeoraba sus molestias de colon irritable. Las diarreas, dolor abdominal o gases no son síntomas clásicamente descritos de esta deficiencia.

Lo que el déficit de vitamina D si produce son dolores óseos y musculares, además puede causar cierta tristeza prolongada sin motivo aparente, por su efecto en la serotonina. Estos síntomas los tenía Raquel, y pueden haber repercutido en su estrés e indirectamente en su colon irritable.

Le aconsejé que siguiera con los suplementos y diera más paseos al aire libre, que le ayudarían a tener más exposición solar (por la vitamina D) y a la vez relajarse y estar menos estresada, que le vendría bien para el colon irritable.

Lo mejor para Carmen es que ahora ya podía salir más y disfrutar, sin miedo a la vergüenza. Ahora podía planificar las vacaciones, y por supuesto se incorporó a su trabajo.

La última vez que hablé con ella, me dijo. “Hasta que no sufres de colon irritable, no te das cuenta de lo desagradable que es esta enfermedad. Y ahora que lo tengo controlado, me siento mucho más tranquila y menos estresada. No estoy segura si volveré a tener recaídas del colon irritable, pero es maravilloso deshacerse de él y saber cómo controlarlo. Así pude recuperar mi vida”.

No se sabe aún a ciencia cierta la causa exacta del Colon Irritable, pero está claro que los síntomas pueden ser controlados con una alimentación adecuada. Y si ellas lo han logrado, de seguro que tu también puedes lograrlo

En el próximo artículo te presentaré un análisis detallado de todas las opciones que tienes para controlar mejor tus molestias del colon irritable, con sus ventajas, desventajas e incluso rango de precios.